¿Le cedo mi capital a otro?
Uno de los primeros consejos que reciben los que comienzan en el mundo de la inversión, o los que aún tienen poco capital, es que no inviertan por si mismos y lo hagan a través de fondos de inversión. No estoy de acuerdo, yo cuando empecé a comprar acciones lo hice con un capital minúsculo, las comisiones eran grandes, pero mereció la pena tanto por el resultado obtenido como por el aprendizaje. Incluso gente con un patrimonio muy grande invierte a través de fondos porque tienen la idea, no siempre acertada, que como los llevan profesionales seguro que están mejor preparados que uno mismo y sacan mejor rentabilidad. Recordemos que un profesional es alguien que cobra por hacer su trabajo, no que necesariamente lo tenga que hacer bien.
Hay muy buenos gestores de fondos de inversión, no lo pongo en duda y sus resultados están ahí para demostrarlo, pero también hay fondos que no realizan ninguna gestión del patrimonio. Se referencian a un índice y ya no hacen nada más, y esto estaría bien si no cobraran tantas comisiones, porque si se referencian a un índice y te cobran un 2% anual siempre vas a tener peores resultados que el índice. ¡Vaya negocio!
Cuando compramos participaciones de cualquier fondo de inversión estamos soportando unos gastos que generalmente están entre el 1%-2% del capital. Es decir, el fondo tiene que ganar más de ese porcentaje anual para empezar a tener beneficios. Esto no te puede parecer mucho, pero piensa que te están restando un 2% anual de tu rentabilidad. La inversión en un fondo de inversión suele ser una inversión a largo plazo y la merma anual en ese porcentaje es muy significativa, el interés compuesto también sirve para calcular lo que dejas de ganar por comisiones.
Algunos fondos tienen un incremento de posición mínimo, que puede ser de 600 ó 1.000 euros. Esto para mí es un inconveniente brutal porque una de las cosas que considero importantes de un fondo es poder realizar pequeñas aportaciones periódicas. Si nos piden incrementos de posición elevados la diversificación temporal puede verse comprometida.
Los fondos de inversión tradicionales no son nada ágiles. Desde que pides la compra o el reembolso de las participaciones hasta que se hace efectivo pueden pasar 2 ó 3 días. En este periodo de tiempo pueden haber cambiado las condiciones del mercado y pillarte a contrapié. Desde el momento en el que mandas la orden hay que ponerse a rezar para que nadie cambie. Por lo tanto no son instrumentos para el corto o medio plazo, sino para el largo, y es aquí donde las comisiones comentadas anteriormente entran en juego. Esto se ha solucionado en parte si operamos a través de ETF’s, pero tienen otros inconvenientes que ya expondré.
Y por último, aunque para mí no menos importante: Son aburridos. No me malinterpretéis, una inversión no tiene porque ser emocionante, la emoción implica riesgo, y Warren Buffet dice que las buenas inversiones son aburridas. Son aburridos en el aspecto de que tú no haces nada, pones el dinero y otros se encargan de gestionarlo y tomar las decisiones.
Es evidente que todos estamos en este mundo para ganar dinero, es de necios negarlo y si otros estuvieran mejor preparados pueden ganar más dinero que tú, ¿por qué no cederles nuestro capital?. Bien, es una pregunta que cada cual debe contestar, pero me gustaría que no se idealizara a los gestores de fondos por el simple hecho de mover millones y millones de euros, muchos tienen peores rentabilidades que muchos inversores particulares.
Unas de las cosas que más nos gustan a los que amamos este mundo es el reto. La satisfacción de tomar buenas decisiones, el estudiar porque nos hemos equivocado, el pasarnos tiempo mirando y remirando gráficos en busca de un patrón que nos haga ganar unos pips diarios, la duda sobre el timing elegido, determinar que porción de la cartera se va a cada activo, poner nuestros propios stops, y en definitiva tener la sensación de que somos nosotros los participes de nuestras ganancias.
Una vez leí una frase muy acertada para este tema: “Si te gusta conducir no te compras un Ferrari para que te lleven”. El Ferrari lo queremos conducir nosotros.
Abogo por una parte de la cartera (pequeña) a fondos con bajísimas comisiones, sin aportación mínima y haciendo uso de la diversificación temporal.