No existe la suerte en bolsa.
Uno de los argumentos que siempre sacan a relucir los que quieren desprestigiar a los mercados financieros es que son como un gigantesco casino donde la banca siempre gana, el pequeño inversor solo puede perder y todo es una cuestión de azar. De todos modos el azar no existe, existe la probabilidad. Es un argumento pobre y lleno de mentiras, pero lo que se lleva ahora es soltar la burrada más grande que se te pase por la cabeza, y lo increíble es que tras repetirlo muchas veces va calando entre la gente que no se molesta en informarse.
Lo que más me ha molestado es que esta frase ha salido de profesores míos en la universidad, profesores de económicas ojo. Profesores de económicas que desprecian y tiran por el suelo el gran papel que realizan los mercados financieros para las empresas que son las que, finalmente, crean riqueza y trabajo. Es como que todos los profesores de económicas son keynesianos y te pasas la carrera sin oír nada sobre la corriente de pensamiento liberal. Cosas de la enseñanza.
Diferencia entre casino y bolsa.
Un casino es una casa de apuestas donde los jugadores (primera diferencia) apuestan (segunda diferencia) cantidades de dinero con la esperanza de acertar y ganar más dinero. Cuando un jugador de ruleta apuesta todo a un número no lo hace porque crea por alguna razón (lógica al menos) que ese número vaya a tener más posibilidades de salir que otros. En la ruleta la misma posibilidad tiene de salir un 5 que un 14, y cuando no sale nuestro número perdemos toda la inversión.
[pullquote align=”left” background=”on”]La probabilidad hará que perdamos dinero en el casino.[/pullquote] ¿Díganme las diferencias con la bolsa? Creo que son evidentes. En la bolsa no hay jugadores, hay inversores, y no se apuesta, se invierte. Cuando yo decido depositar parte de mi capital en una compañía no lo hago por azar pensando que da igual en que empresa invierta y que todo dependerá de la suerte. Cuando yo invierto en una empresa es porque la he estudiado a fondo, porque he visto sus cuentas, sus dividendos, sus perspectivas, su estado financiero y aún así si me interesa me suelo esperar a un precio que considere adecuado y no entro a un precio cualquiera. Realizando todos estos pasos pongo más probabilidades de éxito a mi favor que si comprara por comprar. Luego la inversión puede salir mal, nadie acierta siempre y quien diga que si miente, pero sé porque se compra.Y si la operación sale mal siempre me puedo salir poniendo un stop con un pérdida del 10% o del 5% o lo que yo determine, incluso puedo esperar y es posible que al final la cosa se recupere y empiece a ganar dinero. Si en el casino mi apuesta sale mal, pierdo todo lo apostado.
La esperanza de ganar dinero a largo plazo en el casino es nula, en la bolsa el largo plazo es nuestro aliado.
No dudo de que haya gente que haya ganado mucho dinero en el casino por un golpe de suerte o incluso gente que gracias a un método ha conseguido unos ingresos importantes, métodos que los casinos persiguen y prohíben. Lo que sí sé es que la banca en el casino siempre gana, esto es debido a la ley de la probabilidad, la banca siempre va a ganar y no importa si tu ganas ocasionalmente. Por lo tanto es imposible sacar una rentabilidad a largo plazo o un retorno que nos ayude a lograr nuestra independencia financiera. En bolsa comprando y manteniendo empresas con buenos fundamentales y dividendos crecientes, y reinvirtiendo dividendos, si podemos esperar con los años obtener cada vez más un retorno mayor.
Gente que se toma la bolsa como un casino.
Dicho lo anterior, sí que hay gente que se toma la bolsa como un casino pero yo no los llamaría inversores en bolsa. Ya comenté en otra entrada que el trading puede acabar en ludopatía. Esta gente opera en el cortísimo plazo y sin un método estudiado, hacen compras y ventas por corazonadas y lo que los mantiene activos es la adrenalina que sienten en cada operación. Estas personas están en este mundo por la facilidad de operar, sólo se necesita una conexión de internet y una cuenta en un broker, pero no porque sientan especial interés en los mercados financieros, seguramente estos “apostadores” también tengan cuentas en servicios de apuestas deportivas o casinos online. No buscan una rentabilidad a largo plazo, buscan emociones a corto y eso suele acabar en pérdidas.
Por lo tanto los dos aspectos que diferencian a la bolsa y al casino es la probabilidad de conseguir rentabilidades positivas en el largo plazo, está probabilidad es nula en el caso del casino. Los juegos de azar están pensados para que gane el que los organiza y las probabilidades siempre están en nuestra contra.
“De todos modos el azar no existe, existe la probabilidad”.
Con el debido respecto, está Vd. también un poco confundido con los conceptos básicos. No entro a valorar lo que comentaban sus profesores de la Universidad sobre la “suerte” y la “bolsa”, pero sí le invito a reflexionar sobre la frase entrecomillada con la que inicio mi comentario, que es bastante errónea.
Mire Vd, sí existe el azar. De hecho, el azar está en la base de lo que venimos llamando “vida”. Hace unos 3.500 millones de años, cuando ya con 1.000 millones de años de vida, en la Tierra comenzó la vida. Y la vida no es otra cosa que mutaciones aleatorias de genes que se van produciendo. Posteriormente es el medio quien selecciona cuál de ellas sobrevive y cual no: es lo que conocemos como “selección natural” y es lo que ha hecho que a unas especies les salgan cuernos y otras vuelen hacia el sur en invierno. Verbigracia, el 99.999% de las especies que desde el origen han sido, se han extinguido.
Así pues estimado amigo, el azar existe. En su cuerpo y en el mío se están continuamente produciendo mutaciones aleatorias (espero que ninguna mala) que transmitiremos o hemos transmitido a nuestros descendientes. De la misma forma, un pensamiento panglossiano basado en la idea de que las cosas ocurren porque deben ocurrir o por una razón concreta, no resiste lo más elemental de cómo se construye la naturaleza: fenómenos complejos que se mueven y eclosionan debido a muchas causas. Cuando tenemos una sola causa que desemboca en una consecuencia hablamos de causalidad. Cuando tenemos varias causas, hablamos de casualidad.
Podrá Vd. pensar que esto que le cuento de la vida en la tierra y de nuestros genes no tiene que ver con la economía. Pues nada más lejos de la realidad. Si bien es cierto que los seres humanos intentamos reducir el desorden de nuestro entorno cada día de nuestra vida, lo cierto es que estamos todavía muy lejos de poder domesticar la realidad con fórmulas o expresiones deterministas. Es por tanto que nos hemos inventando el concepto de “probabilidades” para dar una explicación lo más acotada e intelectualmente honrada posible.
El azar está presente en cada segundo de nuestras vidas. Cuando el azar nos viene torcido, le llamamos “mala suerte”. Cuando sopla a nuestro favor le llamamos “buena suerte”. Nuestra misisón es reducir la incertidumbre para que siempre sople a nuestro favor: poner menos balas en la caja del juego de la ruleta rusa. Pero hasta ahí llegamos- y no es poco.
Por tanto, su frase inicial es errónea y debería escribirse como: “Puesto que existe el azar, utilizamos las probabilidades en vez de las fórmulas deterministas para explicar mejor la mayor parte de los fenómenos físicos, químicos, económicos y sociales de la realidad”
Un saludo,
En primer lugar te agradezco que te tomes tu tiempo en comentar.
Cada cual tendrá su opinión, pero pensar en la suerte como un ente abstracto que en ocasiones se pone de nuestra parte y en ocasiones no, es algo que escapa de todo pensamiento racional. Un juego de azar es un juego en el que no sabemos el resultado previamente y no se puede predecir, pero el resultado no viene determinado por nada especial.
Si yo tiro una moneda al aire y sale cara 5 veces seguidas no es porque haya tenido suerte. La probabilidad nos dice que si tiramos esa moneda al aire las suficientes veces (muchísimas) seguidas acabará saliendo cara el 50% de las ocasiones, el que salga cara 5 veces seguidas no lo anula. Si juego a la lotería y tengo un número entre 100 y me toca, no es porque haya intervenido ninguna suerte. Tenía un 1% de probabilidad de que saliera mi número y así ha sido. ¿Por qué la “suerte” me ha elegido a mi y no a otro de los 99?.
Entrando ya en el terreno de la bolsa. La bolsa es un mercado de dinero, se mueve conforme sus participantes compran y venden títulos, y por lo tanto la mueven las manos fuertes. Si yo compro un millón de acciones de DIA el precio subirá y esto no es un hecho aletario.
Un buen valor, con buenos resultados y buenas perspectivas tenderá a subir en el largo plazo, aunque baje en el corto. Esto tampoco es obra de la suerte sino de la confianza de los accionistas.
De la RAE. Aleatorio.
1. adj. Perteneciente o relativo al juego de azar.
2. adj. Dependiente de algún suceso fortuito.
La bolsa no se mueve por ningún suceso fortuito, la mueven sus intervinientes.
Gracias por escribir y un saludo.
Buenas.
En primer lugar me gustaría reincidir en la mala interpretación de que la palabra “suerte” se da en nuestro lenguaje del día a día. Conviene en mi opinión poner los puntos sobre las íes y reconocer sus taras para superarlas antes de hablar con propiedad.
La suerte no es un ente abstracto que unas veces se ponga de nuestro lado y otras no. Es una palabra que tiene diferentes significados o, digamos mejor, diferentes tonos y que yo creo que el hablar coloquial ha emborronado. Me explico: el concepto de “suerte” es una heurística – o atajo, en román paladino – que normalmente utilizamos para sentirnos menos intranquilos cuando tenemos que asignar resultados que se extraen de la aleatoreidad de los fenómenos que nos rodean. A partir de ahí, a la palabra “suerte” generalmente se la acompaña con los calificativos de “buena” o “mala”, si esos resultados favorecen a nuestros intereses. Por supuesto, también se usa para desprestigiar: parece que si algo se consigue por tener un golpe de “buena suerte”, de alguna manera te están deslegitimando el trabajo previo que el agente haya tenido que hacer para conseguir ese resultado. Es un ataque injusto, por supuesto. Evidentemente, si uno no hace nada, si uno no entra dentro de los procesos aleatorios, si uno no corre ningún riesgo, no tendrá nunca ni buena ni mala suerte. Y por contra, para conseguir buenos resultados, tienes que contar con buena suerte. Siempre. Un ejemplo claro: ¿Podría haber ganado España el Mundial sin un poco de suerte? No. ¿Ganó España el Mundial por tener suerte? Tampoco. España demostró una enorme calidad técnica en su oficio para ganar el Mundial, pero la suerte le acompañó en determinados momentos. Eso no deslegitima para nada la victoria. Pero seamos serios: nadie triunfa en la vida sin tener suerte (además de muuucha calidad) porque la vida es un continuo de fenómenos aleatorios – sistemas complejos, que se dice en Física – del que apenas comprendemos sus mecanismos. Y los economistas, menos, como bien sabrás.
Por tanto, habiendo hecho esta pequeña separación de la contaminación coloquial del concepto de “suerte”, que considero importante esclarecer sus taras superar, en aras de una mayor honradez intelectual sobre el término, lógicamente coincido contigo en que la suerte no te elige a ti. Ni elige a nadie. Todos estamos buceando en un mar aleatorio y no determinista en prácticamente todas las ramas del conocimiento: física, química, biología evolutiva, ciencias sociales etc. Como te dije antes, uno debe trabajar para intentar “reducir” esa aleatoreidad, para minimizar sus embestidas. Eso se consigue con esfuerzo y calidad, por ejemplo. A veces, diría un abogado del diablo, simplemente basta con una cara bonita…pero eso ya es cosa de la aleatoreidad genética…y vuelta a empezar.
No conozco la Bolsa como tú, pero sí tengo claro que una analogía entre Bolsa y Casino es ERRÓNEA. Los Casinos son unos de los lugares más seguros del planeta: son los únicos lugares en donde las probabilidades son conocidas por todos los agentes; generalmente, dirigidas a que gane siempre al Casa: el Casino siempre gana. Para cada juego del Casino hay una tabla de probabilidad. Sin embargo, en las actividades financieras los riesgos no se conocen: las probabilidades muchas veces no están asignadas porque es realmente imposible. La sencilla razón de que a nuestro cerebro no se le da muy bien aquello de predecir el futuro (aunque lo intentamos, lo intentamos) y las empresas están sujetas a contingencias imposibles de prever ¿Quién podía haber previsto el 11S? ¿Quién podría haber previsto la caída de Lehman Brothers? ¿Acaso crees que Google será siempre la empresa número 1 en tecnología? ¿Cuándo dejará de serlo? ¿Acaso un hombre como Putin, que podríamos decir que no es un agente racional basándonos en hechos tan empíricos como que pasea con el torso desnudo en pose homo-erótica a caballo en Siberia, no se le puede ir la pinza y pasado mañana acometer alguna acción militar que cambie el rumbo de muchoas economías y por ende de muchas empresas? ¿Quién podría haber planeado que se iban a juntar un terremoto junto con un tsunami independientes ambos de magnitud nunca vista en Fukushima y joder la industria nuclear? La preparación técnica que se requiere para sobrevivir a las embestidas brutales de la aleatoreidad que allí se mueve en tu medio ha de ser muy alta; por no decir los sesgos irracionales que pueden nublar nuestra mente pues se está poniendo en juego (parte de) nuestro patrimonio. Desde luego, la brutalidad de la realidad deja al Casino como un juego de niños.
A pesar de los ejemplo que pones de causa – efecto bastante conocidos y evidentes, lo cierto es que las fórmulas y herramientas que la Economía ha utilizado hasta la fecha han demostrado ser todavía muy rústicas, a pesar de su apariencia sofisticada. La experiencia de las crisis bursátiles nos demuestra que no todos los cabos estaban bien atados, que el campo de batalla era inabordablemente complejo. algunas teorías de gestión de riesgos dadas nada menos que por premios Nobel de Economía como por ejemplo Markowitz, Miller y Sharpe han resultado fallidas cuando se aplicaron en la práctica. Probablemente la Economía, parafraseando a Freud, “tiene envidia de la Física”, que con sus elegantes fórmulas explica buena parte de la realidad objeto de su estudio. Lamentablemente, no han llegado todavía a sus resultados quizás porque su objeto de estudio, el de la Economía, es el más complicado de todos.
Un saludo,
Pero si el delantero del equipo contrario está solo delante del portero y su disparo da en el poste ¿es suerte? No hay suerte, no es algo aleatorio, la forma en que golpea el balón, el césped, el angulo del pie, el viento…etc. todo eso se conjuga para que el balón termine en el palo y no en otro lugar. Si el delantero hubiera marcado el gol, porque su tiro hubiese sido más certero, España habría quedado eliminada no por mala suerte sino por la buena acción del delantero.
La bolsa es una actividad humana y como tal la psicología es la que determina los movimientos tan bruscos que tiene, sobretodo en el corto plazo. Si sucede algo grave como lo que comentas el pánico hará acto de presencia y el mercado se desplomará. Y por supuesto que estos hechos pueden afectar de forma muy severa a determinadas empresas o sectores, debido a cambios de legislación (lo nuclear en Alemania) o por pérdida de cuota de los consumidores. Lo que estoy diciendo es que el que Putin invada Europa a lomos de un caballo con el torso desnudo no es algo aleatorio, aunque es algo fuera del conocimiento de la mayoría claro. Son acontecimientos que no podemos controlar pero de los que nos tenemos que cubrir de la mejor forma posible. Y si hay un empresa que sobrepasa a Google será por las buenas decisiones empresariales de esta empresa o por las no tan buenas que tome Google.
Estoy totalmente de acuerdo en que en la Bolsa no hay nada seguro pero no estoy de acuerdo en utilizar la palabra “suerte”. Y como la bolsa no es segura debemos tomar todas las herramientas que tenemos para intentar más posibilidades de ganar a nuestro favor. Stops, stops y stops. Cierto, Fukushima puede hacer que el precio de RWE se desplome, pero antes de esto era mejor inversión una empresa con beneficios recurrentes que PRISA, por poner un ejemplo. Ahora un terremoto no es algo aleatorio y los errores de construcción y emplazamiento de la central nuclear tampoco.
Como he dicho antes la economía es una ciencia social y como tal está llena de contradicciones y multiples interpretaciones, como el ser humano, la física y las matemáticas no. En un fórmula física no hay espacio para la interpretación humana, en la economía si.
“Pero si el delantero del equipo contrario está solo delante del portero y su disparo da en el poste ¿es suerte? No hay suerte, no es algo aleatorio, la forma en que golpea el balón, el césped, el angulo del pie, el viento…etc. todo eso se conjuga para que el balón termine en el palo y no en otro lugar. Si el delantero hubiera marcado el gol, porque su tiro hubiese sido más certero, España habría quedado eliminada no por mala suerte sino por la buena acción del delantero.”
Discrepo. Voy a intentar una vez más explicar porqué: el golpeo del balón es una función de varias variables: forma en que golpea el balón, el estado del césped, el ángulo del pie, el viento…Todas estas variables son aleatorias (estarás de acuerdo conmigo) así pues la función “golpeo del pie” es aleatoria. Es tan aleatoria que probablemente sea imposible repetir “exactamente” ningún disparo en trayectoria, fuerza y dirección, porque la conjunción de las condiciones del estado del césped, la presión atmosférica, la temperatura, la inclinación del delantero, el parpadeo del portero etc son irreplicables. Es una acción irreversible, como cuando tiras un jarrón de cristal al suelo y estalla en mil pedazos: repetir exactamente esta acción y que se rompa en los mismos mil pedazos es prácticamente irrealizable.
Esto son los fenómenos aleatorios: un montón de variables que no se pueden modelizar de manera determinista. ¿Significa que si un fenómenos es aleatorio está metida en medio lo que llamamos “suerte”? Sin duda. ¿Significa esto que meter gol es un acto de suerte? NO. Las variables pericia del delantero, anticipación, fuerza y dirección son más importantes, pesan más, que la presión atmosférica o la dirección y velocidad del viento, supongo. Pero muchas veces, la pelotita no entra a pesar de que el delantero golpea con la intención de que vaya dentro de los tres palos ¿España puede quedar eliminada de un Mundial por haber tenido en fases del partido mala suerte? Sin duda esto puede ser cierto, aunque lo más probable es que si pierde es porque habrá sido peor que el adversario que lo eliminó en técnica y pericia del juego, porque pesa más.
Yo creo que tú te resistes a asignar a lo aleatorio peso porque consideras que deslegitima tu pericia y oficio. Tú caes en el error que yo denuncio: el error epistemológico de asignar un papel a la suerte cuando se consiguen cosas para quitar mérito a la pericia y a los conocimientos. Es un error porque sin conocimientos no consigues nada: eso es necesario. Pero obviar la presencia de lo aleatorio es también un error, basado en una cierta prepotencia o simplemente en el desconocimiento de la naturaleza. La base de la vida misma está en mutaciones aleatorias de nuestros genes, que el medio tamiza “eligiendo” a los más fuertes. ¿Cómo se puede negar la presencia de lo aleatorio en la vida?
“Cierto, Fukushima puede hacer que el precio de RWE se desplome, pero antes de esto era mejor inversión una empresa con beneficios recurrentes que PRISA, por poner un ejemplo. Ahora un terremoto no es algo aleatorio y los errores de construcción y emplazamiento de la central nuclear tampoco.”
Evidentemente, un terremoto SÍ es un fenómeno aleatorio. Si fuera un fenómeno determinista, tendríamos una especie de “fórmula de los terremotos” que nos diría dónde y cuando y con qué energía se producen los terremotos, ¿no te parece?. Pero como es un fenómeno aleatorio, sólo podemos conocer la probabilidad de que ocurra un determinado número de terremotos durante un cierto período de tiempo conociendo la frecuencia de la ocurrencia media (por su proximidad en zonas tectónicas etc). Es una distribución conocida: la distribución de Poisson. Y la probabilidad de que ocurrieran un tsunami y un terremotos independientes de la magnitud con la que ocurrieron era IRRELEVANTE. Y sin embargo, OCURRIERON. ¿Por qué? No hay respuesta. Había una probabilidad, minúscula, y se despreció. ¿Error de construcción? No se diseñan las cosas para que sean infinitamente duraderas, porque no es posible: habría que dimensionar las estructuras tanto y los sistemas de seguridad tanto que nunca haríamos ni una estructura ni un sistema de seguridad.
Por último, no te quito ni un ápice que la pericia y el conocimiento técnico en cualquier campo es condición indispensable para triunfar en ese campo. Pero quizás tan importante es conocer las dinámicas en las que nos movemos en cada medio. Y el medio en el que te mueves, estimado amigo, está sujeto a brutales, y digo brutales, de oleadas de aleatoreidad lo cual requiere que tengas toda la formación técnica – y más, si pudieras – posible, tanto en estudios como en experiencia.
Un saludo,