Muchos inversores se fijan en el PER (Price to Earnings Ratio) de las acciones a la hora de realizar una nueva inversión, y parece que con ese único ratio son capaces de averiguar si una acción está sobrevalorada o infravalorada.
Como sabemos el PER es una fórmula que divide la cotización de una acción por el EPS (Earnings Per Share) de la misma. Esta fórmula nos da un número que será positivo, si es negativo es que la empresa está teniendo pérdidas por lo que podremos descartarla como opción hasta que sus cuentas mejoren.
Existe la creencia de que un PER por debajo de 10 significa que la empresa está infravalorada y que es opción de compra clara. Pero esta creencia choca frontalmente con la realidad de la bolsa, esta realidad nos dice que los precios de las acciones se mueven por expectativas futuras de resultados y que el PER se basa en datos pasados.
Una empresa puede haber dado unos resultados normales al cierre del último ejercicio y ahora su cotización ha bajado mucho porque han surgido noticias que ponen de manifiesto que es esperable que los resultados caigan. Estas noticias hacen que la cotización caiga, pero como cogemos los últimos beneficios, el PER cada vez es más bajo y se piensa que está infravalorada.
Lo mismo ocurre en el lado contrario, podemos ver un PER de +30, por ejemplo, y pensar que es una barbaridad y que la empresa está sobrevalorada, lo que llamaríamos una burbuja. Pero esto tampoco tiene porque ser así, puede tratarse de una empresa que ha pasado dificultades pero se espera que sus cuentas vayan mejorando.
O puede tratarse de una empresa relativamente nueva que al principio haya tenido malos resultados por el proceso inicial de inversión, publicidad y porque a las empresas les cuesta comenzar de cero, pero que está en un sector muy dinámico y se espera que el crecimiento de sus resultados sea muy favorable.
Esto nos lleva a la conclusión de que el PER se compone de dos datos:
– Precio de una acción: este dato se está moviendo continuamente, subiendo y bajando según lo que espere el mercado. Es sensible a noticias, rumores, decisiones monetarias…etc.
– Beneficio por acción: este dato no se mueve y sólo se actualiza cada 3 meses cuando las compañías presentan resultados. Es fijo y no se ve influenciado por la actualidad económica.
Es evidente que si usamos un dato que cambia continuamente y otro que se actualiza cada 3 meses, o de forma anual si queremos un dato más global y fiable, es posible que nos encontremos con unos ratios que pueden llevarnos a engaño y no ser completamente fiables.
Por lo tanto el PER sólo sería completamente fiable en el momento en que la empresa presente resultados y con la cotización de la acción que resulte de la variación que registre el precio como respuesta a esos resultados.
Ejemplo: El 12 de noviembre una empresa presenta resultados y estos son mejor de lo esperado.
11 de noviembre de 2013: Cotización empresa X= 100€; último EPS conocido= 10€; PER=10
12 de noviembre de 2013: Cotización empresa X= 105€; último EPS conocido= 12€; PER=8,75
Evidentemente el PER no ha variado 1,25 puntos en un día, pero ese es el problema de tener un dato que no varía continuamente.
Nos podremos fijar como ratio más fiable el PER del día 12 y no el del día 11. Y aún así los resultados se presentan con semanas de retraso respecto a la fecha de cierre del periodo.
El PER es un indicador más, y si es favorable será un motivo más para decidir, pero no el único.